Si no conoces este incentivo fiscal para empresas con base tecnológica o de innovación te ayudamos a saber si esta ayuda es para ti o no. El Patent Box es un incentivo fiscal que permite reducir los impuestos sobre rentas procedentes de la cesión de determinados activos intangibles creados por la empresa. También se conoce como “IP-Box” o “Innovation Box”.
El Patent Box, reduce la base impositiva en tu pago del Impuesto de Sociedades por cesión o transmisión de activos intangibles. Este mecanismo puede serte de ayuda si tu empresa transmite conocimiento con terceros a través de: patentes, diseños industriales, modelos de utilidad o software.
De esta manera, no sólo reduces la base impositiva, si no que también aportas valor a tu empresa.
Sobre el papel, el Patent box es un incentivo fiscal más que interesante para las empresas con una importante base de innovación. En la práctica, sin embargo, el número de las que se acogen al mismo es minúsculo. En España, son apenas 256 compañías de un total de 1,5 millones.
¿Porqué no se aplica habitualmente?
En primer lugar, según los fiscalistas, el desconocimiento de su propia existencia. El patent box o, como lo define la Ley del Impuesto sobre Sociedades, la «reducción de las rentas procedentes de determinados activos intangibles», premia la cesión o transmisión del fruto de la actividad innovadora de una organización. Su apodo no debe inducir a error. Su aplicación no se limita a las patentes, sino que también incluye los modelos de utilidad; los certificados complementarios de protección de medicamentos y productos fitosanitarios; los dibujos y modelos; y el software avanzado.
Así, cuando una empresa ceda o transmita a otra el derecho de uso o explotación de alguno de estos activos, podrá deducirse de la base imponible del impuesto de sociedades el 60% de la renta obtenida. Es decir, si la cesión se valora en un millón de euros, la deducción será de 600.000 euros.
El patent box entró en vigor en España en el año 2008. Desde entonces, su régimen ha sido modificado hasta en cuatro ocasiones, bien para adaptarlo a las nuevas exigencias de la OCDE y la UE, bien para hacerlo más atractivo para las compañías. La aplicación no es sencilla porque exige algunos cálculos y estimaciones que las sociedades temen que sean tumbados por la AEAT.
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